domingo, 21 de noviembre de 2010

Te lo merecías, princesa.



Necesito escribir.


Necesito decirle al mundo que sangro todo lo que escribo para escribir lo que nunca digo.
Necesito contarle al mundo que me siento vacía, que me falta algo...
Ese algo que llena a alguien por dentro y le hace sentir bien.
No es nada material, por que de ser así... Tengo lo que necesito y algún caprichito que suelo compartir, ¿qué más voy a querer?
Pero realmente siento que mi interior me pide a gritos, a chillidos algo que no sé qué es... No encuentro la palabra... O es que aún la desconozco, sí, puede ser eso.
Pero tengo la impresión que lo que le falta a mi alma es gente, le falta amigos, familia, amor... Cariño en sí.
Esa es la palabra, siento que no tengo a nadie con quien compartir mis alegrías... Mis mejores y peores momentos, altos, bajos... Momentos que se recuerdan al fin y al cabo... 
A estas alturas de mi vida y no tengo a nadie... 
Es ahora que la llama de mi vida se va apagando cuando me doy cuenta de que lo que me faltaba era el cariño y la fidelidad de un amigo... Llevo toda mi miserable vida buscando ese algo que me complementara sin saber que era...
Ahora es tarde, he dejado transcurrir el tiempo y también esas almas dispuestas a ser el algo que me faltaba
Triste pero cierto
¿Por qué coño no supe cuidarlos?
Creo que busqué la perfección y no la hallé, la vida es imperfecta y yo me atreví a pedirle seres perfectamente perfectos y echos prácticamente a mi gusto. Eso no existe... Tendría que haberlos apreciado tal cuál eran, al igual que ellos estuvieron dispuestos a hacer lo mismo por mi...
Mierda, me van a meter en al caja y voy a palmarla sola..
Lo más triste de todo es que lo que más me preocupa de esto es estar sola... Soy egoísta, por eso estoy en esta situación, joder que rabia no haber caído en la cuenta hace unos años atrás.
Ahora el destino decidió darme esta lección. Está bien. Lo acepto, la cagué y lo haré mejor para la próxima.
No me queda otro remedio al fin y al cabo ¿no?
Esto me pasa por egoísta, sabelotodo y por buscar donde no lo hay. Puta ignorante, y creyendo que me las sabía todas...

lunes, 1 de noviembre de 2010

Después de la tormenta, la calma.


No quedan días de verano...

Aquí estoy, sentada delante de mi ordenador en el calentito sofá de mi casa, con la manta de lana enredada en mis pies para resguardarme del frío de la entrada de un invierno prometedor...
Ya se puede mirar a través de la ventana y ver las gotas de agua caer tan delicadas y sintonizadas con el fuerte viento que mueve las ramas de los árboles de la calle, la suave hierba del césped de mi casa baila al son del viento y la lluvia, a la vez que suena una tormenta que pone ritmo a este hermoso y frío vals de la naturaleza...
Me sobrecoge la sensación tan fuerte que me llena el corazón cada vez que un rayo ilumina mis ojos contempladores y despiertos, atentos a cualquier suceso que salga de este baile de la naturaleza.
El invierno, mi época favorita... Las tardes arropada en mi salón, las tardes como hoy, con la taza de chocolate ardiente junto a mi y la estufa encendida, escuchando el sonido de las gotas de agua caer en el cristal de mi salón, ese sonido que amortigua los estruendos de mis pensamientos, me relaja y me incita a cerrar los ojos y disfrutar del abrazo invisible que me concede, me hace sentir afortunada...
La tele encendida con mínimo volumen, que tan solo hace de compañía y la bolita de pelos de mi gata tumbada encima de mi barriga dándome calor, mientras la acaricio y ronronéa tímida y delicadamente.
Que precioso es este momento, ojalá lo pudiese compartir con el mundo entero. Pero por ahora solo puedo intentar mostrar lo que mis ojos ven y mi corazón siente... 

lunes, 11 de octubre de 2010

Un buen día.


Mi vida.

-Carol, carol.... ¡Despierta que es la hora!
-¿Q-qué? ¡Ah! Venga venga, me pongo el bañador y cojo la tabla, no tardo 
nada.
 
Joder, que buen día hace, me ha despertado con la voz llena de emoción de Abi, estaba al lado mio impaciente con la tabla de surf en la mano...
Pegué un salto de la cama abajo y miré por la ventana. Perfecto, un día de lluvia y viento...
Llegaba el invierno y los días de olas más grandes del año.
Impaciente me fui corriendo al patio de atrás, cogí el chaquet la tabla y salí de mi casa echando humo.
Debajo de mi casa me esperaba Abi con el coche, Abi era... Un colega especial, fue el que me metió el gusanillo que se comió mi vida por completo como si de una manzana se tratase, pero para bien. Ese gusanillo al que me gusta llamar... 
Surf.
De camino a la playa íbamos cantando exitados música que nos motivaba completamente y de vez en cuando decíamos lo que nos encantaba tener ese sentimiento que nos llena el alma mientras surfeamos...
Llegamos y no tardamos 1 minuto en entrar al agua casi matándonos mientras corríamos apresurados por las rocas e impresionados por lo que nuestros ojos veían. 6 Metros (normales) de olas aparecían y desaparecían a una velocidad y con una fuerza, que no cabe en el poder de nuestra imaginación.
Nada más tocar el agua y sentir que la tabla era una conmigo, olvidé el mundo, c
ada segundo de desequilibrio en mi vida, cada pérdida, cada mal momento o simplemente cada pensamiento ahogador... Ahora todo, TODO permanecía en completa armonía con mi cuerpo, mi mente y mi tabla.
Entonces, después de remar un buen rato, llegué al pico de donde salían las enormes olas que daba la sensación que me iban a comer.
Llegó la primera serie de olas y miré hacia un lado. Vi una gigantesca ola que pensé era un tsunami. 
Sinceramente, me cagué y no la cojí, acto seguido me di cuenta que no se puede traspasar una ola de 4 metros y medio o 5 así tan facilmente, que era preferible cogerla o matarte en el intento. 
Me sumergí en esa ola como pude, y la fuerza del mar me arrebató la tabla y me ahogó 10 eternos segundos, intenté guardar toda la tranquilidad que pude aguantando la respiración, hasta que logré salir a flote a tiempo para recuperar mi tabla y prepararme a coger la siguiente ola que viniese dispuesta a hacerme lo que la anterior.
Decidí no mirar atrás y remar con todas mis ganas, puse todo el empeño que pude, esta era mia. 

Fue entonces que sentí el impulso de la ola. Salté sobre mi tabla y conseguí estabilizarme rápidamente, casi por inercia, la estaba surfeando... Podía sentir la potencia de la ola unirse conmigo en una sensación de libertad, de una especie de danza entre la agradable y feroz pared de la ola y la cresta... sentía todo el agua derrumbándose tras mi paso mientras yo jugaba con ella a mi antojo.
Lvelocidad, la intensidad, la indescriptible sensación que te produce estar en la cresta de una ola dejándote llevar y controlarla a la vez, el llegar a creer que el tiempo se para y que solo existes tú y la ola en un movimiento armónico. Es algo sobrenatural es... Increíble.
Tras horas cogiendo miles de olas como la primera, pasó el tiempo y se hacía tarde, el mar bajaba y las olas también.
Abi había salido hacía ya un rato y me llamaba desde fuera, entonces me despedí del mar hasta lo más pronto que pudiese. 
Una parte de mi se quedába allí, esperando con ansia mi regreso, dejaba en el mar a mi espera esa sensación que no logro comprender ni tener en otro momento de mi vida, excepto cuando entro en contacto con el agua y mi tabla y yo nos fundimos en una... Ese momento indescriptible en el que he fundado prácticamente toda mi vida.


Y esque el Surf, es más que un hobby para mi, ya es parte de mi vida.



martes, 21 de septiembre de 2010

Observar, solo es eso.



Persona.


Viene del latín: persōna y este del griego: prósōpon; máscara de actor.
¿Qué somos, personas? 
Una persona... Una máscara, nosotros nacemos siendo individuos, seres sin personalidad, sin carácter, completamente ingenuos
Subestimamos la mente humana, subestimamos el daño que nos puede llegar a hacer el tacto cálido del fuego, el fino y sutil filo de un cuchillo...
Obviamos que de mayores tendremos que elegir una máscara con la cuál tapar esa característica virginidad de pensamientos de cuando somos apenas criaturas de meses, días quizás, recién llegadas a una vida plagada de mentiras.
Nosotros no nacemos con un carácter definido. Lo elegimos cuando hacemos uso de la razón. La razón, maldita sea... Nos quitó lo más bonito que hemos podido tener en la vida, la inocencia
Empezamos a crecer, elegimos nuestra máscara. Nuestras etiquetas, nuestra persona. 
Un trabajo o no. Amistades buenas, malas o simplemente no tener amistades, dañar o quizás dejarse dañar por otros... 
Todo. Todo lo elegimos cuando vamos creciendo, las personas no nacemos con ello.
Somos máscaras que actúan en un gran teatro inconscientemente, por la inercia de tener que elegir una vida u otra, es así...
Desearía tanto poder volver a esa ingenuidad dulce, tan descaradamente inocente... Es lo más bonito que pudimos tener, es un tesoro que nos regala la vida, la naturaleza, esa sabia amiga nuestra a la que nosotros, las máscaras, nos cargamos día a día. 
Lo decidimos así y lo estamos logrando. Que triste es tener el poder de elegir en nuestras manos y no saber como distinguir la elección correcta.
Pienso que los humanos no estamos preparados para decisión de tal calibre... 
Ojalá y nuestras mentes prosperen y logren ver la realidad, frenarla y cambiarla.
Porque nosotros somos personas, tenemos esa elección en nuestro poder y hay que aprovecharla.
¿Has sabido elegir tú tu máscara
Te deseo suerte en esta obra de teatro, la tua vita.



lunes, 20 de septiembre de 2010

Sí, estas cosas pasan.



¿Quieres que te cuente algo?


Ayer me estaban contando que hay algo suelto en el ambiente, algo a lo que llaman AMOR.
Yo pienso que es como una enfermedad; Te da quebraderos de cabeza, te hace ilusionarte, tiene sus más y sus menos y aveces, en casos extremos, logra matar.
¿Que cómo lo sé?
Porque yo tengo esa maldita (o bajo mi punto de vista) bendita enfermedad.
Es raro, siento los nervios a flor de piel tan solo con saber que le voy a ver. Intento parecer serena, pero es tan difícil...
Se me acelera el corazón a 900000 por hora cada vez que me lanza esa sonrisa tan envolvente, y esa mirada tan dulce... 
¿Entiendes ahora lo que decía? 
Esa era la parte en la que te ilusionas. Luego me paso el día pensando en él, es que veo su nombre reflejado en cualquier lado, que coraje... 
¿Por qué mis neuronas no son capaces de olvidarle?
Fíjate. He ahí los quebraderos de cabeza. 
Aveces siento que no soy la única que se pone nerviosa al sentir el roce de su piel junto a la mía... Yo no sé el, pero yo siento que me falta el aire cada vez que sus labios y los míos se unen en un dulce y perfecto momento que deseo, no se acabe nunca.
Siento tantas sensaciones juntas cuando acaricia con sus manos mi cuerpo y se va deslizando por mis curvas como si de una delicada nube se tratase...
¿Y sabes que te digo?
Que moriría abrazada en tus brazos si de mi elección dependiera... Aunque sinceramente optaría por vivir una eternidad contigo y tener mas de uno de esos abrazos.
Pero bueno, ¡fuera romanticismos!
Esto debería ser un sentimiento mutuo para que fuese tan bonito, y yo se que no es así. 
Sé que yo para el solo soy un amor pasajero.
Es triste para mi esta situación, pero es la realidad.
Yo le quiero y quiero que me quiera. 
No pido tanto al fin y al cabo.
¿Tan mala o egoísta soy?

domingo, 19 de septiembre de 2010

La triste realidad.

Era una noche de las que piensas no se acabarán nunca. 

Salimos 2 colegas y yo después de un cansado día de hacer surf. 
Me decían que si se me apetecía un poco de desmadre para rematar el día, ¿por qué no
Yo no sabía donde me metía pero por ahora, todo iba bien...
Ellos discutían en el coche si pillar materia prima para estar más a gusto porque uno de ellos pensaba que era demasiado para mi, mientras tanto yo escuchaba la música que sonaba en la radio, era electrónica, sonaba a noche de desmadre, alcohol, drogas y cómo no, sexo.
Cuando llegamos al lugar donde íbamos a soltar las riendas de la locura, era la una de la mañana, aún era pronto para saber que no me iba a gustar nada lo que iba a suceder.
Sacamos el alcohol del maletero, uno de ellos sacó la droga y empezamos a beber con la música a toda pastilla. 
Sonaba mi canción y me animó aún más a seguir bebiendo y metiéndome toda la mierda que mi cuerpo pudiese aguantar, la que no podía también.
Ellos empezaron a vacilar con el tema del sexo, que si estaban poniéndose a mil viéndome bailar que si no se qué y que si no se cuanto, claro, yo me lo tomé a guasa.
Ellos eran dos tíos de 19 y 18 años, yo tan solo tenía 16...
Eran sobre las 3 y algo de la mañana y yo ya estaba en el séptimo cielo.
Estaba tan a gusto de lo drogada y borracha que estaba... Pero aún era consciente de que se me empezaba a ir de las manos el tema
Ellos me alentaron a que me quitara la camiseta, yo les decía que no, que eso era pasarse y que no lo haría. 
Fue entonces que dejó de gustarme como me miraban y como me hablaban, estaban pedo total y demasiado drogados como para darse cuenta de que estaban empezando a ser agresivos conmigo...
El mayor de ellos me agarró de los brazos y me quitó la camiseta... El otro le decía que parara que se estaba pasando. 
Era cierto que se pasaba de "la raya", estaba intentando besarme y me tocaba por todas partes, yo estaba asustada. Me tiró al suelo como si de un saco se tratase, me agarró las manos y se puso encima mia, me manoseaba los pechos mientras sentía su aliento unirse con mi voz asfixiada por su peso. Me desabrochaba el botón del pantalón mientras seguía pasando sus fríos labios por cada poro de mi piel... Yo ya no sabía qué hacer para salir de aquel infierno...

Mientras tanto el chico de 18 años se había metido en el coche para no saber nada de lo que ocurriría en el exterior, y con la música aún sonando al ritmo de mi violación. 
Yo pensé que el menor de ellos debió haberle parado los pies a su amigo ya que yo, ya no podía hacer nada para evitar que pasara a ser cómplice de mi asesinato.
Era una noche de las que piensan no se acabará nunca...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Lo que yo llamo felicidad.





























Solo siento.
Hoy es mi día. Me desperté con una sonrisa de oreja a oreja. Me paré y miré los ojos de mi madre mientras tomábamos juntas un café en el desayuno, me miraba con alegría y me contaba recuerdos de cuando era pequeñita. 
Ella se reía a carcajada limpia y yo sonreía porque era feliz.
El resto del día decidí pasarlo con mi familia, amigos y mi perro. 
Hasta mi perro, sí. El también se veía feliz... Juraría que me sonrió si no supiera que tengo algo de cordura. 
El sol brillaba como si nunca más pudiese volver a hacerlo y yo, yo me dejaba embobar por su resplandor reflejado en la mirada, radiante de alegría, de mi prima. 
Ella es pequeñita, bueno, no levanta 5 palmos del suelo.
Le encanta que la lleve a jugar conmigo en la arena blanca como la nieve que hay en la playa, ella juega con su palita y su cubo en la arena y yo, me siento afortunada de verla tan contenta cada día. 
Tiene una sonrisa tan ingenua... Creo que para ella todo lo malo pasa desapercibido, y mientras, yo soy inmensamente feliz dejándome llevar por esos pequeños momentos tan bonitos. 
¿Y solo esto es tu gran día? Sí, es que es TAN perfecto, porque creo que pocas veces la gente sabe vivir cada momento como el último y yo hoy he aprendido a apreciar cada detalle, cada mirada, cada sonrisa que me ha hecho felíz...
¿Y sabes quéPuedo decir que hoy he sentido cada uno de esos momentos, los he podido palpar como si mañana se acabase el mundo. 
Y eso, eso es mi perfecta felicidad
Me siento afortunada, es más me permito el lujo de darte un consejo: Vive la vida que son tres días y vamos por el segundo así que dedícale una sonrisa al mundo.